¿MÁSCARA? ¿CARETA? ¿ANTIFAZ?...
¿QUIÉN ERES? ¿CÓMO SOY?
Mensaje #9
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La Máscara, careta o antifaz, cubre
el rostro, esconde la cara. Su uso se remonta a las culturas egipcia, griega y
romana, en sus fiestas y representaciones escénicas. Eran símbolos protectores
del miedo y fuerzas amenazantes del hombre y se personificaban para influir en
las fuerzas demoníacas o desconocidas y personajes del infierno. En El
Renacimiento tuvieron auge las máscaras burlescas, arlequines, pierrots y
colombinas pero su mayor empleo fue en el siglo XVIII en Italia y los
carnavales de Venecia donde casi todos sus portadores escondían su cara para
sentirse libres en aquel desenfreno. En rituales de invocación, quien usa una
máscara está en asociación directa con el espíritu por lo que corre el riesgo
de ser afectado por él. En algunos países su uso está presente en cultos de
curación, de muertos, de iniciación, para producir enfermedades, expulsar
males, infortunios o dolor, protección de cosechas y atraer la fertilidad y la
abundancia. Todo esto está alejado totalmente de la voluntad del Creador del
Universo.
Aunque el lenguaje corporal es muy
importante, la cara tiene un papel vital en las relaciones humanas. Los
primeros cinco minutos del primer encuentro entre dos personas pueden ser
cruciales. Las expresiones de la cara pueden formamos opiniones sobre el
carácter, personalidad, temperamento, inteligencia, capacidad y hábitos de
nuestro interlocutor. El rostro es uno de los medios más ricos de la
comunicación. Pero a veces, algunas personas tienen rostros como máscaras, para
ocultar su verdadero yo.
El ser humano vive deseando tener
conductas agradables, más, qué difícil es la lucha entre el espíritu y la
carne. Existe un tentador que tuerce nuestros propósitos y nos conduce a
flaquear, en nuestro libre albedrío.
Hay un letrado personaje que me
inspira y roba cada día más, mi admiración. ¡Escribió cartas que me atraparon!
¡En ellas me sumerjo, me limpio y me revivo! Me enamoró su pluma, su
razonamiento, su verbo de inspiración divina; y sobre todo, la disposición de
su corazón para ser el más pequeño, ejemplo de humildad habiendo estado entre
eruditos y poderosos. Por causa de su ministerio misionero; yo, considerada
“gentil”, podré decir: “¡Presente!... “Cuando “Allá”, se pase lista”.
Hablo de Saulo, figura señera del
cristianismo primitivo llamado también “Pablo Apóstol de los gentiles” y
“Apóstol del cristianismo”, nació en el año 10 d.C. en Tarso, Cilicia, actual
Turquía. Su conocimiento del hebreo, griego y arameo, suscitan polémica en la
interpretación de algunos pasajes y temas en sus “cartas paulinas”. Su
personalidad reunió sus raíces judías; la influencia recibida de la cultura
helénica y su interacción con el imperio romano, cuya ciudadanía ejerció. Fue motor de la construcción y expansión del
cristianismo. Sus escritos, fueron la fuente primaria de estudios científico-literarios
que nos obligan a admirar su apasionada personalidad y establecieron para la
historia, la cronología de su gran actividad misionera.
Su “conversión” ocurrió camino a
Damasco, cuando perseguía a los seguidores de Jesús para darles muerte como
habían hecho con Jesús y lo segó una luz desde donde escuchó la voz del
Maestro: “Saulo, Saulo ¿Por qué me persigues? ¡Yo también hubiera caído a
tierra! Su nombre: “Saulo” que
significa: “invocado” “llamado” fue cambiado a “Pablo”, que significa: “pequeño
o poco”, cuando se mudó “de su estado de libre” al de “siervo-esclavo”, por considerarse: “servidor de Dios” y
“pequeño instrumento humano escogido para ejercer una misión”. https://www.youtube.com/watch?v=7YsZGAuEXN8
En el año 67 d.C., fue martirizado
en Roma. Su cabeza fue cortada con espada, ya que la muerte en cruz estaba
reservada para los esclavos y él era ciudadano romano. Pablo se llamó a sí mismo “abortivo”,
por sentirse el más insignificante entre los seguidores de Jesús y no haber
sido de los que acompañaron en vida al Maestro. De ser perseguidor y asesino de
cristianos, fue transformado en mensajero de Dios para llevar su mensaje a los
“gentiles” que son las personas que desconocen los mandamientos de Dios, ponen
sus mentes en las vanidades del mundo, y buscan las riquezas materiales sin
importar cómo las adquieran. Pablo escribió sus epístolas para que los gentiles
sigan siendo transformados, como él lo fue. Admiramos y creemos que Pablo es un
hombre santo de Dios. ¡Fue enfático en sus epístolas! ¡No hay excusa para quien
no las conoce!
En esta carta del Apóstol Pablo a
Timoteo, él advierte a la iglesia de los tiempos malos y plagados de corrupción
que se avecinan y de las personas que haciendo ver que son una cosa, son en
realidad, otra. Pablo invita a tener
cuidado de aquellos que usando una máscara, careta o antifaz, engañan, hacen
maldad y persuaden a hacer el mal. Pero hay una buena noticia: “si buscamos de
Dios permanentemente, aunque los tentáculos del mal nos quieran alcanzar, de
todas esas cosas nos librará el Señor”.
Cada nuevo día, el mundo se aleja
más del plan divino pero, hay un remanente de “Pablos” que alcanzarán “las
promesas que Dios tiene para los que le aman”. Y ¡Allí debemos estar! No
podremos cambiar el final. Está escrito y sólo Dios puede cambiarlo. Pero SÍ
podemos ser: “imitadores de Pablo”. No para perseguir a los cristianos, pero sí
para ser portadores de las buenas nuevas de Dios y poder decir un día como
Pablo:
“He peleado la
buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel
día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” 2 Timoteo 4:7-8
Gracias por tus
comentarios y por disfrutar y compartir mis mensajes. ¡Dios te continúe
bendiciendo!
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