martes, 23 de febrero de 2016

22. ¡Nació el Rey!...¡Aleluya!


¡ NACIÓ EL REY !...     ¡ ALELUYA !   
MENSAJE # 22
Disfruta cada video! ¡Regresa al mensaje y que sea de bendición!
¡HA-LELU! = ¡Alaben!    JAH = El nombre de Dios   La palabra ¡Halelujah! ó ¡Aleluya! es un imperativo, una orden que nos ha dado Dios: ¡Alaben el nombre de Dios! o ¡Alaben a Jehová!
La biblia dice que los ángeles, arcángeles y querubines alaban día y noche. Que en las regiones celestiales donde queremos pertenecer algún día, sólo se escuchan voces que alaban a Dios.
La NASA, cosmólogos y estudiosos de ondas de radio han declarado hallazgos perturbadores de voces que se oyen en el espacio sideral cantando dulcemente e interpretan la palabra ¡Aleluya!
 ¡No es fácil para el altivo y orgulloso ser humano aceptar con humildad que somos una brizna en la inmensidad del universo! ¡Que nuestra sabiduría proviene de un ser sabio, poderoso! ¡Que un día partiremos pues somos peregrinos y extranjeros, y como viajeros responsables debemos preparar nuestro equipaje con tiempo! ¡Que no seamos escépticos, que los científicos también se van en el viaje a lo eterno! ¡QUE EL NIÑO QUE NACIÓ ES EMANUEL: DIOS CON NOSOTROS!... ¡Alabemos al REY!  
¡Muchos dijeron haber sido testigos de situaciones sobrenaturales que ocurrieron aquella noche! Mateo escribió: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Lucas escribió de María que: “dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor… Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!… Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores decían.”...
¡La noche que tú naciste y la noche que yo nací fueron noches especiales para nuestras familias! ¡Fuimos niños deseados y esperados, gracias a Dios! ¡Porque hay muchos que no lo son!   Pero,
… ¡La noche en que nació el “Hijo del Altísimo”, el “Deseado de las naciones”, esa sí que fue una noche “única” para el mundo! ¡No habrá otra noche igual! Al punto que aún hoy se celebra. Y hasta  los que no creen en Jesús como el mesías anunciado, se ven envueltos obligadamente en esa celebración, en la recordación de aquella noche en la que nació: “el REY de reyes”. ¡Es cierto que: “su cuna real” fue un pesebre entre animales pero, es el único nacimiento que celebra toda la humanidad! Única noche, en que una estrella especial guió a los magos que buscaban al rey; única noche, en que “multitud de ángeles” anunció un acontecimiento; en que a la tierra la rodeó el resplandor de “la gloria de Dios”; única noche, que nos maravilla y nos produce un temor reverente como a aquellos pastores… Los años pasan, se suceden las navidades, pero en la tierra entera se sigue  esperando con regocijo, “esa noche”. Y se sigue hablando del REY más grande y del AMOR más grande que se ha conocido en el mundo, y de… “aquella noche santa”,
¡Toda la creación cantó alabanzas por su venida! El Salmo150:6 nos sigue recordando que: “Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya.” ¿Estás tú respirando? ¡También yo!, gracias a Dios. ¡Alabemos entonces al Señor como lo hizo en su tiempo el rey David, escritor de los Salmos, el dulce cantor de Israel!    https://www.youtube.com/watch?v=hyez8pMJVYw
Y nosotros: ¿Qué haremos? ¡Si ya no hay estrella que seguir, ni multitud de ángeles que alaben  y adoren!... ¡Ah! Pero, “aquella misma gloria de Dios se sigue derramando sobre el mundo”, porque “Él es el mismo ayer, y hoy y por los siglos de los siglos”. Hebreo 13:8
Aquel niño nació, creció, predicó al mundo que Él era el enviado del Padre, convirtió el agua en vino, sanó a enfermos, resucitó a muertos, liberó a endemoniados, calmó la tempestad, venció a la muerte…  Quién como tú Señor, entre los dioses. ¡Oh! ¡Ya me enamoré otra vez de mi Jesús! ¿Quién no querría ir en pos del Hacedor de Maravillas? ¡Alabémoslo, cada vez que respiramos!  ¡Celebremos su venida diciéndole: ¡VEN JESÚS, VEN! ¡Sé mi NAVIDAD cada día!
¡Gracias por tus buenos deseos de Feliz Navidad, recibe un abrazo y que Dios esté contigo!


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