jueves, 7 de julio de 2016

#50 ¡ADN...! ¡Revisa el tuyo! ¡Sálvate! (Dedicado a mi hijo Alberto en su cumpleaños)

Nota: ¡Hoy cumpleaños mi hijo Alberto! ¡Le dedico con amor este mensaje, dándole gracias a Dios por el “presente” que él, mi hijo, ha recibido, del cielo: “su ADN”.                            
                           ¡ ADN...!  ¡REVISA EL TUYO!  ¡SÁLVATE!
MENSAJE #50 
Disfruta cada link! ¡Regresa al mensaje y que sea de bendición!
https://www.youtube.com/watch?v=ND41tSc_8ec ¿ADN?: Es el material genético que guarda la información total de la herencia de un ser vivo que transmitirá a su descendencia.   ¿Sabes que las rosas tienen ADN? Algunos “rosos” abandonan a las “rosas embarazadas” y las pobres flores deben hacer examen de ADN a sus “rositas y rositos”, comprobar la paternidad de sus “olorosos botoncitos” y entonces poder reclamar su pensión alimenticia. ¡Oh! ¡El ser humano no hace cosas así, es diferente a cualquier otro ser vivo! ¡Somos “especiales” en la Creación!...
¡Yo creí tener sólo el ADN, herencia de mis padres! Pero ¡NO! Con las escrituras me aclaré que tengo 2 ADNs: el “ADN Terrenal” y el “ADN Espiritual”. ¡Tú también los tienes!...
Un día los hombres se corrompieron de tal manera que, Dios decidió borrarlos de sobre la faz de la tierra. ¡Envió un diluvio del cual sólo se salvó Noé con su familia y los animales del Arca! Pero luego del diluvio, los hombres se multiplicaron y se volvieron a corromper: “desobedientes a Dios”. El pecado volvió a separarlo de su Creador. Entonces Dios usó un instrumento humano llamado Abraham, un pagano alejado de Dios, de un lugar llamado Ur de los Caldeos. No era hebreo. Era un “gentil”, pero en sus manos se convirtió en el Padre de la Fe. Porque en las manos de Dios, lo pequeño se hace grande y lo inútil, se hace importante. Dios le dijo a Abraham: “En tu simiente  serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz. (Génesis 22:18) Abraham fue la semilla de nuestra fe y su descendencia se reprodujo como las estrellas del cielo y como las arenas del mar, tal como fue la promesa de Jehová Dios. ¡Todos los descendientes de Abraham tienen el ADN de su progenitor terrenal, Abraham! ¡Entonces Dios puso en Abraham, su ADN espiritual, y a todo el que Abraham impregnó de la fe de Dios, se convirtió en “hijo espiritual” de Abraham, con su ADN espiritual! De Abraham nació Isaac, de Isaac nació Jacob, y de ese árbol genealógico, más tarde nació Jesús.
Saulo, convertido y transformado en Pablo, predicaba el evangelio de Jesús y formaba iglesias. Tenía un amigo hacendado, Filemón, el cual era “amo” del esclavo Onésimo. Cuando Pablo estuvo preso, el esclavo Onésimo llevaba los recados de Filemón, a Pablo, hasta la cárcel donde él estaba. En uno de esos viajes, Onésimo se convirtió a Jesús y Pablo se consideró su “padre espiritual”. El esclavo Onésimo tenía ahora, el “ADN terrenal” de sus padres de sangre y el “ADN espiritual” de su “Padre Espiritual Pablo”, quien adoptó las deudas de Onésimo. Pablo escribe a Filemón: “Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza suficiente para ordenarte lo que debes hacer, prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora además, prisionero de Cristo Jesús te suplico por mi hijo Onésimo quien llegó a ser hijo mío mientras yo estaba preso” Filemón 1:8 Los esclavos que salían de casa de sus amos eran considerados reos de muerte, pero Pablo, hizo libre a Onésimo, por ser su hijo espiritual.  Esta es la “herencia espiritual”, el ADN de Dios que adquirimos cuando entregamos nuestro corazón a Jesús y él nos liberta de la esclavitud del pecado y se hace cargo de nuestras deudas.
Cuando morimos, el ADN heredado de nuestro padre terrenal, se pudre, se daña y desaparece con nuestro cuerpo (como le acontece a un árbol o a una gallina); entonces sólo dependemos del ADN que no desaparece, el ADN de nuestro Padre Espiritual Jesús. Si el día que morimos sólo tuviéramos el ADN terrenal, estamos en problema pues, la vida eterna es para el espíritu y sólo se alcanza con el ADN espiritual. Por eso Pablo entendió la urgente necesidad de predicar la palabra de Dios y el evangelio de Jesús, para acceder así, a la vida eterna. “Jesús es el camino, y la verdad, y la vida y nadie irá al Padre sino es por Jesús”…

Gracias por venir a mi banquete de abre bocas del menú que habrá en el verdadero banquete, el de las Bodas del Cordero. Allí, Cristo servirá a quien le abrió la puerta de su corazón. ¡Será la gran boda de todos los tiempos! ¡La fiesta de amor a la que no debemos faltar! ¡Seremos “la novia esperada”!... “Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor. Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas Porque estoy enferma de amor. Cantares 6:4-5  ¡Jesús, ven a mi corazón! ¡Hazme libre! ¡Quiero ser tu hij@ y tener tu “ADN espiritual”!   https://www.youtube.com/watch?v=a8wZYyU5wJs

No hay comentarios:

Publicar un comentario