¡DOMINGO
DE MÚSICA, AMOR Y AGUA!
¡Las 4:00 de la madrugada!
¡La noche aún no se despedía! ¡Me imaginé al sol pereceando un poco entre las
nubes, igual que hacía yo en aquel momento! ¡Me incorporé suavemente, como lo
he aprendido de mis gatos! ¡Al borde de mi cama, como cada día, hice mis
primeros ejercicios de respiración profunda y levanté mis brazos al cielo dando
gracias por el nuevo día de vida!
¡De pronto, fui consciente
de aquel escándalo! ¡Era una gran sinfonía de trinos! ¡Una vez más, la naturaleza me maravillaba!
¡Pude descifrar al menos 15 diferentes sonidos entre el canto de aquellas aves
madrugadoras! ¡Me incorporé hasta la ventana mientras oía claramente a lo lejos
un canto de torcazas! ¡Casi al alcance de mi mano estaba la palmera, que es mi
árbol preferido en la naturaleza de Dios, con su penacho de pencas! Admiraba su
delicado movimiento como de gigantes manos atrapando la brisa cuando, más
maravillada aún vi llegar volando a un enorme faisán… y luego a su pareja. ¡Se
pararon en la penca más cercana a mí y me quedé muy quieta para no asustarlos!
¡Muy juntitos, levantaban sus cabezas una y otra vez mientras emitían un
graznido espectacular, como haciendo reverencias a Dios!... ¡Se tocaban sus
puntiagudos picos y volvían a graznar, estirándose hacia el cielo!... En ese
momento, ¡Sentí en mi brazo, la cola de una de mis gatitas (de una familia de 5
preciosos) y su ronroneo, saludándome con cariño!... ¡Animalitos de Dios que
llenan el mundo y antes de que salga el sol nos están dando muestras de amor,
gratitud y felicidad!...
¡Me dirigí al rinconcito de
mi “sala de madera”, como le llaman mis nietos; y al pasar frente a la
fotografía de mi padre, vino a mi mente la numerosa familia en que nací y le di
gracias a Dios por mi familia tan linda y numerosa! Recordé que a esa hora de
la madrugada, mi padre salía siempre, con su cabello muy bien peinado y su
camisa planchadita, rumbo a sus actividades y nos encontraba a mi esposo y a
mí, sentados a la mesa de la cocina leyendo la Biblia y decía: ¡Jéee, tan de mañana! ¡Ustedes aquí con Dios,
y yo… también me voy con Dios! Luego abría la refrigeradora, sacaba una botella
enorme llena de agua, que era “su agua”, tomaba casi la mitad de ella, la
llenaba nuevamente de agua y comentaba mientras la devolvía al refrigerador:
“Tomen agua, que el agua es vida” y luego partía… ¡Sí, allí iba yo, a tomar mi
agua muy de mañana siguiendo la enseñanza de mi padre y mientras la tomaba,
daba gracias a Dios por darnos un Panamá entre dos mares; con tantas quebradas,
ríos, chorros, cascadas; copioso rocío y mucha lluvia y bajareque! ¡Qué Dios
tan bueno que nos muestra su amor, entre otras cosas, con el maravilloso
paraíso que creó para que nosotros lo pobláramos! Medité; así como “Dios es
bueno”, dijo “sea la luz” y vio que “la luz era buena”. Al final de cada día de
su creación revisó lo que había creado y vio Él que “era bueno”. Hasta que en
el sexto día de estar creando sus maravillas, ¡Aleluya!, dijo Dios: “Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces
del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les
dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla… Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí
que “era bueno en gran manera”. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.”
Génesis 1:26-31
Las Escrituras dicen que
todo esto lo hizo Dios antes de que hubiera llovido por primera vez sobre la
tierra. ¡Vivo maravillada de Dios y de lo que hizo! ¡Maravillada cada día por
lo que veo que hace! ¡Y ya estoy maravillada tan sólo de pensar en lo que va a
hacer!...
Estoy terminando de escribir
esta línea que ha sido alumbrada con la luz del sol, esa “gran lumbrera” que
hizo el día cuarto, para alumbrar sobre la tierra y separar el día de la noche…
¡Estoy maravillada con un Dios maravilloso que hace sólo “maravillas”! ¡Me hizo
a ti…me hizo a mí… y somos tan importantes, dice Él… como la niña de sus ojos”.
¡NUESTRO AMOR… ES FLOR DE MAYO!
¡Un día… la flor de mi vida
quiso dormir en su tallo
cuando sintió tu partida…!
¡Aquel… era un mes de mayo!
Y las horas… fueron días…
los días… meses… luego años…
¡Pensé que… no volverías
y un día seríamos extraños…
y envié con unas palomas
mi grito desesperado…!
¡Y te soñé entre la sombra…
regresar… enamorado!
¡Nuestro amor… amor paciente!
¡Soy tu tierra! ¡Tú, mi río!
¡Y en ardor de adolescente,
tu agua… torrente bravío
mi surco llenó de flores
convirtiéndome en jardín…
infinito… de colores…
de este nuestro amor sin fin!
¡Esa flor de nuestra vida
hoy se reclina en su tallo
de sueños y de caricias…!
¡Nuestro amor… es flor de mayo!
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