domingo, 12 de junio de 2016

Poema "Viejo Patio" Domingo de amor, música y versos

DOMINGO DE AMOR, MÚSICA Y VERSOS
¡La emoción me invadió al escribirte estas líneas!...
Me despertó “un relincho” ¿sabes qué es? Para los que somos del monte es: “música a nuestros oídos”… ¡Otra vez en la playa! ¡Es que mis nietos andan “de vaca”, como dice uno de ellos. ¡Sí, “de vacaciones”! Los dos varoncitos que vienen de Dallas, cada vez que viajan a Panamá, llegan al aeropuerto usando camisas panameñas y de palmeras, enviándonos el mensaje: “vengo para la playa”. Ya crecerán y tendrán su propia agenda donde “Kela”, como me llaman será para ellos  una visita, a cumplirla con amor sí, pero… una visita. Los atraparán los afanes del mundo, los estudios y los amores, igual que ocurrió a cada uno de nosotros en los años jóvenes. ¡Es la ley de la vida!... Pero, yo hablaba de “un relincho”. Salí al patio a disfrutar el amanecer. En el llano de atrás, pastaban tres yeguas cada una con su cría. Inquietos potrillos que me recordaron mi Boquete y mi niñez. Cuando batallando con el frío y el bajareque, íbamos “muy de mañana”, totuma en mano. Hacíamos la fila para cuando el tío Chicho terminaba de ordeñar a la vaca llamada “la tristecita”, meter nuestra totuma debajo de la mismísima teta de la vaca, para “apañar el apoyo”, leche final que sale caliente y llena de espuma, la que toman los terneros que aún no están destetados. Entonces había que ver quién tenía más grandes los bigotes blancos, como de viejitos, que nos dejaba la espuma de leche… Fueron mis primeros “milk shake”, de leche sin pasteurizar y sin hervir. No eran batidos McDonalds, ni ellos los han podido igualar.
Dije “la fila” pues, aunque no íbamos todos a la vez, éramos en total 29: mis 23 primos, mis seis hermanos y yo… Pero ¡“la tristecita” daba leche para todos!... ¡Qué tiempos!  Y siempre había caballos y yeguas con sus crías, “relinchando” y pastando en el potrero… ¡Hoy, Dios me ha mostrado: “Cuán millonaria fui cuando creí que era pobre”! 
A l@s de monte adentro, a l@s de montaña, a l@s de “tierras altas” como nos llaman a algun@s chirican@s “meto” pues crecimos en la cima donde nacen los ríos caudalosos; a ell@s dedico estos versos de mi inspiración, que acompaña mi pandereta en un lindo mensaje musical:

     ¡VIEJO PATIO!
Volviendo por tu vereda, viejo patio de mí pueblo,
con frondosas arboledas y aquellas ramas de almendro
que parecieran paraguas abiertos en el invierno...

Sin ser ave… volé lejos, tendiendo al viento mis alas
llevando como equipaje…¡sueños… sueños… y más sueños…!
Los días se me hicieron años dejando rastro en el tiempo,
y al viento abiertas mis alas otra vez retorné al puerto
donde me esperó paciente la barca de mis recuerdos.

¡Yo, dorada de veranos…! ¡Tú, con humedad de inviernos!
Ramitos de siempreviva, los dos cargando en las manos…
Otoños… y primaveras… y marcas de calendarios
ambos llevando en el cuerpo...

La misma calle empedrada, los cantarines riachuelos,
y pendiendo de los árboles las parásitas y ensueños.
Floridez de tus ramajes, familiar brisa aromada
de olor a café tostado y a fragancia de hortaliza,
pimentón, cebolla y nabo.

Viejo patio de mi pueblo… No he cambiado, soy aquella
que juguetona y traviesa empinaba hacia tu cielo
su estatura tan pequeña, queriendo robar la luna
de tu noche boqueteña, y un lucero, y una estrella,
para alumbrar el castillo de lodo, tierra y arena,
de pétalos y palitos, piedrecitas y hojas secas,
que construí con mis manos… Yo sé que tú lo recuerdas…
Allí vivían las hormigas, séquito de la princesa
que adornaba sus vestidos con titilantes luciérnagas…

Volviendo por tu vereda, viejo patio, patio viejo,
con tu frondosa arboleda de grandes ramas de almendro
que siguen siendo paraguas que cobijan al viajero...

Quiero dormirme en tu hierba, soñar que me arrulla el viento
como una madre que en vela no duerme por sus pequeños.
(Ahora vuelvo siendo madre y ahora puedo comprenderlo)
Quiero enterrar en tu suelo el cansancio de los tiempos
y el llanto de mis inviernos.

Viejo patio de mi pueblo… decirte ¡Cuánto te quiero!
¡Que hoy a tu regazo vuelvo y… sigue siendo mi equipaje:
sueños… sueños… y… más sueños!

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